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miércoles, 10 de marzo de 2021

EN ARGENTINA HUBO JUICIO POR HECHICERIA

EL UNICO JUCIO POR HECHICERÍA DEL PAÍS SE REALIZÓ EN SANTIAGO DEL ESTERO


El caso de las indias Lorenza y Pancha. Corría el año 1761, post-inquisición, pero las prácticas aún permanecían casi intactas. Las torturas inenarrables realizadas a las acusadas provocaron sus muertes durante el proceso.

Este caso está muy bien documentado como caso 1.052 en el Archivo General de la Provincia, si bien algunos mencionan un caso en Tucumán a principios de 1.700. A partir de 1650 los expedientes referidos a causas idolátricas eran iniciados por las autoridades civiles, pasando posteriormente a las autoridades eclesiásticas que eran las que en definitiva tenían el derecho de pronunciar la sentencia. Lo curioso de este caso es que las torturas fueron pedidas y realizadas por las "autoridades judiciales" civiles.

El expediente comienza, el 4 de octubre de 1761, mediante un Auto de Proceso elaborado ante la denuncia realizada por José Martínez, alcalde indio del pueblo de Tuama, de la jurisdicción de Santiago del Estero, de las prácticas diabólicas que dos indias de su pueblo, Lorenza y Pancha, llevaban a cabo contra otra india de su servicio, llamada María Antonia, la cual se encontraba muy enferma del corazón, con desvarío y "la barriga le comía mucho"

A partir de esta fecha y durante casi un mes, exactamente hasta el 2 de noviembre, momento en el que muere Pancha, pues Lorenza había fallecido días antes, se va a desmadejar un complicadísimo juicio en el que, si bien no responde rigurosamente a las instrucciones que procesos de esta índole tenían y que estaban perfectamente establecidas desde épocas anteriores, recoge la mayor parte de ellas.

Así, una vez encarceladas las dos "hechiceras", lo primero que se hizo fue el nombramiento de intérpretes, tanto para las acusadas como para los testigos indios, pues ninguno hablaba el español. Después se tomó declaración por riguroso orden a los testigos y las reas, El 7 de octubre, es nombrado como Fiscal D. Manuel Castaño, vecino de Santiago del Estero, quien al no estar satisfecho con las declaraciones de Lorenza y Pancha solicitó Auto de Tormentos para ambas, con el fin de que con su ejecución se frenaría "a los que con tan poco temor de Dios se ocupan en ejercicios tan diabólicos, haciendo daño a las gentes"

Agustín Díaz Caballero, vecino feudatario de Santiago del Estero, ordenó aplicar, el 15 de octubre, a las dos indígenas el "Tormento de Garrucha", Dicho castigo, previa justificación del alcalde ordinario de que si les ocurría algo o muriesen no era culpa suya sino de las acusadas, consistía en lo siguiente: "del techo de un cuarto de los del cabildo en donde está la una presa y la otra de la cárcel en donde se hallan presas sea puesta y colgada una gruesa soga doblada por medio que esté hacida a una garrucha y viga del dicho techo de manera que libremente pueda correr ... sean atadas por las muñecas de los brazos que vuelvan a las espaldas y así atadas cada una de esta forma sean atados los pies ambos juntos y de las gargantas de ellos sean puestas y colgadas cincuenta libras de peso en una piedra (atento al sexo de ellas) ... y tiren fuertemente por la dicha soga de manera que queden suspendidas un estado de hombre al aire y estando así colgado se le preguntará por mí y los intérpretes ... y negando sean vueltas a bajar de manera que no asienten el peso en el suelo ... reservando en mí otra cualquier forma de tormento para se lo dar en su tiempo y lugar ... "

Este cruel tormento era común en la inquisición…

Sin tener en cuenta el dolor sufrido por ambas mujeres con el castigo impuesto, y lo que ello tuvo que afectar a sus declaraciones a veces contradictorias e incompletas, pues Pancha, por ejemplo, tuvo varios desmayos durante el transcurso del tormento, el "juez" Salvatierra no contento con el resultado obtenido ordenó ejecutar, el 17 de octubre a Pancha y al día siguiente a Lorenza, un nuevo tormento, denominado "de ladrillo y sueño al estilo español"

Este tormento consistía en intercambiar ladrillos fríos con otros al rojo vivo puestos en los pies de la víctima para que no pudiera pisar.

A partir de aquí, el juicio entra en un estado confuso, dramático y macabro, teniendo una solo finalidad: castigar a toda costa a las dos presas, por los delitos diabólicos realizados, para que sirviera de ejemplo al resto de la comunidad aborigen, "para que no prosigan en semejante supersticiones diabólicas tan introducidas en esta naturaleza de sujetos"

Ambas mueren en el proceso de tormento y luego son “exhibidos” sus cadáveres como escarmiento a quien osase realizar ese tipo de prácticas.


LA IMAGEN ES SOLO REFERENCIAL PARA GRAFICAR EL TORMENTO DE LA GARRUCHA. NO CORRESPONDE A LA EPOCA NI AL LUGAR

Gracias a Memorias curiosas

jueves, 10 de diciembre de 2020

BLANCA LUZ BRUM

 

BLANCA LUZ BRUM

 


Blanca Luz Brum (1905-1985), escritora y militante uruguaya, es recordada sobre todo por su belleza y sus relaciones sentimentales con David Alfaro Siqueiros, Natalio Botana, Pablo Neruda y el mismo Juan Domingo Perón. Esa mujer bellísima, independiente, poetisa, periodista, conspiradora en todos los movimientos rebeldes que parieron la modernidad cultural y política del siglo padece el destierro de la gran historia.

Blanca Luz Brum nació en 1905 en Pan de Azúcar, Uruguay, y a los 17 años entró pupila en un colegio de monjas de Montevideo, del que salía para trabajar de mucama. Por entonces conoció al poeta peruano Juan Parra del Diego.  A Blanca Luz la raptó del convento, según la leyenda que rodea este romance y que ella no desmintió al publicar las cartas de amor de Parra. Este la llevó a las tertulias donde Blanca por primera vez tomó contacto con grupos intelectuales.

Los jóvenes se casaron y tuvieron un hijo, pero Juan murió a los pocos días de nacido el niño, por lo que Blanca se fue a vivir a Perú con la acomodada familia de su marido. Allí le tomó poco tiempo vincularse con la movida literaria y entrar en el círculo de José Carlos Mariátegui, escritor y fundador del Partido Comunista peruano. El le dio la oportunidad de publicar sus poemas y su primer libro, y Blanca adhirió con fervor al comunismo indigenista que Mariátegui promovía.


Mariátegui podía hablar de teatro experimental, los manifiestos surrealistas, el cubismo, la danza, la revolución en México, Rusia, China y Alemania. Ella estaba fascinada. Tenía diecisiete años y se convirtió en una ferviente revolucionaria. Fundó la revista Guerrilla y publicó el libro de poemas Levante, arte social y de combate.

Ser comunista y opositora al gobierno le valió primero la cárcel y luego ser deportada. Por ese tiempo, se casó por segunda vez con otro peruano con el que se instaló en Buenos Aires, desde donde cruzaba seguido a Montevideo.

De México llegaron la pareja Rivera-Kahlo, acompañados del también pintor, David Alfaro Siqueiros, quien despertaría inmediatamente el interés de la coqueta Blanca, por sus ánimos enardecidos y su fuerte convicción revolucionaria. Dicen que el encuentro tuvo grado de huracán y que casi sin mediar palabra, él le dijo “te vienes conmigo”. Blanca tomó a su hijo y se fue detrás del mexicano, con el que mantuvo un vínculo tan apasionado como violento. Parece que recién en el barco ella se enteró de que Siqueiros tenía esposa, aunque el artista luego se separó para casarse con Blanca.

La vida en México no resultó fácil para la pareja. Estuvieron presos durante dos meses, Blanca Luz con su niño de cuatro años. A poco de liberados, Siqueiros participó en los desórdenes que siguieron a la celebración del 1 de Mayo de 1930 y estuvo en prisión por seis meses. Salió bajo caución, obligado a vivir en Taxco, sin poder salir del recinto pueblerino. El gobierno perseguía a los revolucionarios pero además Siqueiros sufrió la expulsión del Partido Comunista Mexicano; se los acusó –sobre todo a Blanca Luz– de apoyar a Sandino, con quien el Partido no mantenía buenas relaciones. El revolucionario nicaragüense fue el único que les brindó ayuda cuando fueron perseguidos y se guarecieron durante quince días en las minas de arena de la meseta central.

Después de instalarse brevemente en Los Ángeles, donde el pintor realizó tres murales, volvieron al Río de la Plata en 1933

Natalio Botana, el dueño del diario Crítica, le pidió a Siqueiros que le pintase un gran mural en su quinta. La monumental obra que hizo el artista se llamó Ejercicio plástico y la musa inspiradora fue Blanca Luz, a quien su marido pintó desnuda. Blanca Luz se sentía y era el centro de la Creación. En el contrato no figuraba que el millonario se quedaría con la mujer del pintor.

Natalio Botana era uruguayo de nacimiento pero había desarrollado su carrera periodística en Buenos Aires, donde revolucionó la industria periodística creando un producto original –un pasquín, según sus detractores– en el que la página policial tenía más importancia que la política. Dio cabida a intelectuales de Florida como Jorge Luis Borges y miembros del grupo de Boedo como Roberto Mariani y Raúl González Tuñón. Llevando el tiraje de su diario a un nivel desconocido en el Plata –700.000 ejemplares– multiplicó sus ingresos.

Para cuando el mural estuvo terminado, ya estaba enamorado de Blanca, que otra vez dio un golpe de timón y se quedó en Buenos Aires. 

El romance con el periodista millonario fue breve pero le permitió gozar de las mieles del dinero y ponerle fin a su matrimonio con Siqueiros.

De los brazos de Botana, en 1935 Blanca pasó a los de Jorge Béeche Caldera, un empresario y diputado chileno, con quien se casó por cuarta vez y con el que tuvo una hija. En 1943 los dejó a ambos en Chile para ir detrás de una nueva pasión: el peronismo y su líder, Juan Domingo Perón. A través de gestiones realizadas por un amigo, Blanca Luz se entrevistó con Perón en octubre de 1943. Poco tiempo después se integró al equipo de prensa y propaganda de la poderosa Secretaría de Trabajo y Previsión, junto a Francisco Muñoz Azpiri, Eduardo Pacheco y Arístides Durante. En Buenos Aires,


Blanca Luz mantuvo un vínculo muy cercano con Perón y es posible que haya sido su amante, aunque no hay evidencias. Al escribir sobre esa etapa de su vida, se arrogó haber sido ideóloga del 17 de octubre de 1945 y creadora del eslogan Braden o Perón. Consideraba al peronismo como la etapa en que su vida había adquirido filiación política. Lo definía como "un movimiento social y popular indestructible, pienso que aún hoy [1962] Perón como el Cid sigue a grandes distancias ganando sus batallas". Admiraba a Eva Duarte: "una criatura maravillosa, incomprendida por los egoístas de siempre y amada por los que sufren". Olvidó seguramente que Evita le dio 48 horas para salir de Buenos Aires cuando se enteró de la amistad más que íntima entre ella y Perón.

Nuevamente en Chile, Blanca se casó con un empresario –matrimonio que tampoco prosperó– y en 1948 tuvo a su tercer hijo. Aunque se había transformado en una señora rubia y burguesa, afirmaba que continuó colaborando con Perón desde la distancia.

Su regreso a Chile no la desvinculó de la política argentina, tampoco la caída de Perón en 1955. El gobierno de Aramburu la sindicaba como agente en Chile, presunción en parte confirmada. Desterrada por Eva Perón, dicen que por celos, nunca fue olvidada por Perón. Ya derrocado, y desde su exilio en Panamá, le pidió que ayudara en 1957 a John W. Cooke, Héctor Cámpora, Patricio Kelly, Jorge Antonio y Pedro Gómiz, fugados hacia Chile desde el penal de Río Gallegos, donde los había recluido el golpe antiperonista de 1955. Terminó rescatando de la cárcel –hecho por el que ella deberá pagar con la prisión– a Kelly, ayudándolo a fugarse de la penitenciaría de Santiago vestido de mujer. Cuando Perón regresó a la Argentina en 1973, pidió que ella estuviera en la asunción de su tercera presidencia. Fue la última vez que se supo de ella en el país. La espectacular fuga de la cárcel de Río Gallegos y el asilo en Punta Arenas de John William Cooke, Héctor Cámpora, Jorge Antonio, Guillermo Kelly, José Espejo y Pedro Gómiz, "en la práctica, las cabezas políticas, gremiales y financieras del peronismo clandestino". La teatralidad de la fuga a bordo de dos automóviles amarillos hasta la frontera chilena.


En Chile al comienzo sus opciones se inclinaban a la llamada "tercera posición" y manifiesta hacer "justicia social sin Rusia" rescatando el ideal americanista bolivariano, luego terminaría viendo en todas partes "la amenaza roja". Poco a poco, viró a fanática anticomunista y ferviente católica, tanto que, en 1973, cuando se produjo el golpe de Estado de Pinochet, dio su explícito apoyo al dictador, que la condecoró.

En sus últimos años, se fue a vivir al fin del mundo, a la isla chilena Robinson Crusoe, donde se dedicó a pintar, a escribir y a pasear desnuda por el campo.

Murió en Chile el 7 de agosto de 1985. Escribió poesías, publicó cientos de artículos de prensa y ocho novelas, pintó cientos de pinturas, pero por nada de esto es que sería propiamente reconocida. Sus continuos cambios de opinión y ese infeliz episodio final velan el juicio de sus contemporáneos. Fue una aventurera, dicen; tuvo una vida fascinante, agregan. La escritura fue su refugio, desde allí quiso entender a una Blanca Luz que la sorprendía en cada recodo de la vida.

Entre tantos datos contradictorios, perdura el recuerdo de su perfección física.

jueves, 16 de abril de 2020

EL HECHO MALDITO DEL PAÍS BURGUÉS


EL HECHO MALDITO DEL PAÍS BURGUÉS

EL HECHO MALDITO DEL PAÍS BURGUÉS

Es la frase del “gordo” John William Cooke reproducida habitualmente por todos, desde el peronismo, sus aliados y desde la vereda de enfrente.

Pero Cooke jamás la dijo, al menos así.

Lo que expresó literalmente fue esto:

Durante bastante tiempo, el prestigio de Perón evitó las colisiones, pero aunque podía absorber estas contradicciones, no las suprimía; algunas aparecieron a la luz en los momentos finales del régimen, otras después de la caída. El equilibrio era ya insostenible, y el frente estaba desarticulado. Eso explica por qué el peronismo sigue siendo el hecho maldito de la política argentina: su cohesión y empuje es el de las clases que tienden a la destrucción del statu quo" (Peronismo y revolución, Granica Editor, Bs. As., 1971)

martes, 12 de noviembre de 2019

PARA LA INQUISICIÓN FUMAR ERA UNA HEREJÍA Y este cartel de la época lo confirma

PARA LA INQUISICIÓN FUMAR ERA UNA HEREJÍA

PARA LA INQUISICIÓN FUMAR ERA UNA HEREJÍA  Y este cartel de la época lo confirma

Y este cartel de la época lo confirma


La Sagrada Congregación del Santo Oficio o Sagrada 

Congregación del Santo Oficio de la Romana y Universal 

Inquisición

La Inquisición o el Santo Oficio es una institución conformada por religiosos católicos la cual se fundó con un fin especial y era el de juzgar los delitos que se presentaban contra la religión e iglesia católica. Dicho de forma clara esta institución surgió como un instrumento para la lucha contra la herejía que proliferaba en aquellos tiempos.

Como se vé en la imagen, para la Inquisición, fumar era una herejía.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

ADVERTENCIA A LOS PORTUGUESES POR EL VIRREY DON PEDRO ANTONIO DE CEVALLOS 1777 TEXTO


ADVERTENCIA A LOS PORTUGUESES POR EL VIRREY DON PEDRO ANTONIO DE CEVALLOS  1777 TEXTO

ADVERTENCIA A LOS PORTUGUESES POR EL VIRREY DON PEDRO ANTONIO DE CEVALLOS
 1777
TEXTO

Don Pedro Antonio de Cevallos, Gobernador y Comandante General de Madrid y su distrito, Comandante General de las Fuerzas de Tierra y Mar destinadas a la América Meridional, Virrey Gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la Plata, Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz de la Sierra, Charcas y de las ciudades y Pueblos de Mendoza y de San Juan, Superior Presidente de la Real Audiencia de Charcas y Superintendente General de Real Hacienda en todos los Ramos y Productos de ella. (...) Hago saber a los Gobernadores y Comandantes Portugueses en América Meridional que de orden del Rey, mi Amo, he venido a estas regiones a tomar satisfacción de las injurias que las Armas del Rey Fidelísimo han cometido contra los dominios, vasallos, tropa y pabellón español, abusando de la moderación, magnanimidad y escrupulosa buena fe del Rey y publicando mendaces Manifiestos en que para paliar sus excesos se atreven a calumniar de agresores a los mismos comandantes españoles, a quienes han asaltado bajo el seguro de la paz y buena armonía de los respectivos soberanos. Declaro además para que nunca pueda alegarse o suponerse ficción y dolo en mis operaciones, que éstas se dirigirán también a recurperar los dilatados países pertenecientes a la Corona de Castilla, que la de Portugal ha usurpado ilegítimamente en esta parte del mundo. Que me hallo noticioso de que después que las armas portuguesas obtuvieron su ya notorio designio de apoderarse fraudulentamente de la Banda Meridional del Río Grande de San Pedro y ocuparon poco antes el Fuerte de Santa Tecla, escribió el comandante General de las Tropas portuguesas Don Juan Henrique Bohm, como el Gobernador de la Colonia del Sacramento Don Francisco Josef de la Rocha al Gobernador de Buenos Aires, Don Juan Josef de Vertiz, tenían orden del Virrey del Brasil de significarle la habían recibido para cesar en todas las hostilidades y procedimientos que pareciesen contrarios a la buena paz y amistad que S.S.M.M. Católica y Fidelísima querían se cultivase entre ambas Naciones; que dichas ordenes expresaban debía esta amistad ser recíproca en inteligencia de que quien quebrantase bajo cualquier pretexto la amigable correspondencia sería reputado agresor contra las mismas ordenes y responsable de todas las consecuencias que se siguiesen de semejantes procedimientos... Debo yo advertir y prevenir a los gobernadores, comandantes y oficiales portugueses de mar y tierra, para que no aleguen ignorancia. Vengo a estos paises plenamente autorizado por S.M. para vindicar los derechos de su Corona y solicitar por medio de las armas el desagravio del Real decoro, y que soy portador de las últimas determinaciones de mi soberano, ya arriba enunciadas, las cuales deben calificarse como forzosas e inevitables consecuencias de los mismos atentados cometidos por los portugueses sin respeto, ni consideración alguna a las seguridades, reiteradamente dadas, ni a la negociación entablada entre ambas cortes la cual era tan positiva y sincera de parte del Ministerio Español como aparente y capciosa de parte del Lusitano. A bordo del navío el Poderoso, a Veinte de Febrero de mil setecientos setenta y siete.
Don Pedro de Cevallos.
Fuente: www.elortiba.org

lunes, 4 de noviembre de 2019

Prostitución en la cultura Azteca. Las āhuiyani


Prostitución en la cultura Azteca.


Prostitución en la cultura Azteca.   Las āhuiyani

Las āhuiyani


Según algunos registros, era algo común la prostitución en el Imperio Azteca.
Eran conocidas como “āhuiyani”, una forma eufemística de decir “tener lo necesario o estar feliz.
Ejercían al lado de los caminos o en edificios llamados Cihuacalli , en los que la prostitución estaba permitida por las autoridades políticas y religiosas. Cihuacalli es una palabra náhuatl que significa "casa de las mujeres". Las mujeres recibían mercancías usables comodinero  a cambio de favores sexuales.
Las mujeres que ejercían cobraban dinero por ello, no tenían un estatus social elevado, sino todo lo contrario.

viernes, 25 de octubre de 2019

CARTA DE ERNESTO GUEVARA A SUS PADRES

CARTA DE ERNESTO GUEVARA A SUS PADRES

CARTA DE ERNESTO GUEVARA A SUS PADRES

Marzo 1965

Queridos viejos:
Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo.
Hace de esto casi diez años, les escribí otra carta de despedida. Según recuerdo, me lamentaba de no ser mejor soldado y mejor médico; lo segundo ya no me interesa, soldado no soy tan malo.
Nada ha cambiado en esencia, salvo que soy mucho más consciente, mi marxismo está enraizado y depurado. Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias. Muchos me dirán aventurero, y lo soy, solo que de un tipo diferente y de los que ponen el pellejo para demostrar sus verdades.
Puede ser que ésta sea la definitiva. No lo busco pero está dentro del cálculo lógico de probabilidades. Si es así, va un último abrazo.
Los he querido mucho, sólo que no he sabido expresar mi cariño, soy extremadamente rígido en mis acciones y creo que a veces no me entendieron. No era fácil entenderme, por otra parte, créanme, solamente, hoy. Ahora, una voluntad que he pulido con delectación de artista, sostendrá unas piernas flácidas y unos pulmones cansados. Lo haré.
Acuérdense de vez en cuando de este pequeño condotieri del siglo XX. Un beso a Celia, a Roberto, Juan Martín y Patotín, a Beatriz, a todos. Un gran abrazo de hijo pródigo y recalcitrante para ustedes.

Ernesto



miércoles, 23 de octubre de 2019

HOTELES, CAFÉS Y CASAS DE COMIDA EN LA BUENOS AIRES DE 1820 A 1825


HOTELES, CAFÉS Y CASAS DE COMIDA EN LA BUENOS AIRES DE 1820 A 1825

HOTELES, CAFÉS Y CASAS DE COMIDA EN LA BUENOS AIRES DE 1820 A 1825

DESCRIPCIÓN DE UN INGLES EN EL LIBRO Cinco años en Buenos Aires 1820-1825



Hay dos hoteles ingleses en Buenos Aires: el de Faunch y el Keen. El primero es excelente; se sirven muy buenas cenas en nuestras fiestas patrias —San Jorge y San Andrés— además de numerosas comidas privadas a ingleses, norteamericanos, criollos, etc. Está situado cerca del Fuerte. Faunch, el propietario, y su mujer, han tenido una vasta experiencia de su profesión en Londres; al punto de que no creo se coma allá mucho mejor. El cumpleaños de Su Majestad Británica es celebrado con gran brillo: el local se adorna con banderas de diversas naciones y hay cantos y músicas. De setenta a ochenta personas participan en la fiesta; entre ellas se hallan siempre los ministros del país, especialmente invitados. Ese día el gobierno retribuye el cumplimiento haciendo izar la bandera inglesa en el Fuerte.
            Una viuda norteamericana, Mrs. Thorn, tiene a su cargo otro hotel muy concurrido por sus compatriotas.
            En los hoteles mencionados cobran cuarenta pesos mensuales por alojante y pensión y se hace rebaja a quienes desean quedarse por cierto tiempo. Una comida, incluyendo el vino, cuesta un peso; el desayuno, el té o la cena oscilan entre dos y cuatro reales; la cama por la noche cuesta cuatro reales. En el puerto cerca del Fuerte, hay una casa de comidas llamada «Hotel Comercial». El dueño es español, pero la mayor parte de los sirvientes y camareros son franceses: hay también un mucamo inglés. Se come allí bien por el mismo precio que en otros sitios. El comedor, grande y arreglado con gusto, tiene capacidad para ochenta personas. Cuelgan de las paredes cuadros que representan la batalla de Alejandría, el asalto de Seringapatán, retratos de Bertrand, Drouet, Foy, etc., así como vistas de París y otras ciudades.
            El «Café de la Victoria», en Buenos Aires, es espléndido y no tenemos en Londres nada parecido; aunque quizá sea inferior al «Mille Colonnes» y otros cafés parisinos. Dignos de mención son el «San Marcos», el «Catalán» y el «Café de Martín». Todos ellos tienen patios tan amplios como no podría darse en Londres, donde el terreno es tan caro. En verano están estos patios cubiertos de toldos, ofreciendo un placentero refugio contra el calor del sol y tienen aljibes con agua potable. Nunca falta en estos cafés una mesa de billar siempre concurrida —juego muy apreciado por los criollos— y las mesas están siempre rodeadas de gente. Las paredes de los salones están cubiertas de vistoso papel francés con escenas de la India o Tahití, y también episodios de Don Quijote y de la historia greco-romana.
            En diciembre de 1824 fue inaugurado un nuevo café cerca de la iglesia de San Miguel. La música, iluminaciones y fuegos de artificios frente al edificio, en la noche de la apertura, atrajeron mucho público.
            A unas cuatro millas de la ciudad se encuentra una posada llamada «El Hotel de York», propiedad de un nativo. Los contramaestres criollos y gentes de a bordo suelen llegar allí en caballos alquilados a razón de un peso la tarde; y tan habituados están los animales al trayecto que difícilmente se logra llevarlos más lejos.
            Los precios en los cafés son muy moderados: un vaso de licor o brandy o cualquier bebida, té, café, y pan importan medio real; con brindis, un real. Los mozos no esperan propina, como en Inglaterra; un «maître» dirige el servicio en el establecimiento.[3]
            En el arreglo y decoración de los cafés nos superan franceses y españoles. En efecto: no somos hombres de pasar tiempo en esos lugares. Ese tiempo transcurre para el inglés en medio de su familia o mientras está dedicado a los negocios. Muchos ingleses que llegan al país por primera vez paran en casas de familias criollas con el propósito de aprender el idioma; el precio es el de siempre (cuarenta pesos mensuales). Las casas de las señoras Casamayor y Rubio aceptan pensionistas; estas familias son altamente respetables y las niñas muy atractivas y de trato amable, pero la cocina española, con sus grasas y su ajo, disgusta tanto a paladares ingleses como a franceses.

viernes, 18 de octubre de 2019

CULTURA PUCARÁ


CULTURA PUCARÁ

CULTURA PUCARÁ
 


 (100 a.C. - 300 d.C.) 
 
     


     
 
CULTURA PUCARÁ
Entre los años 100 a.C. y 300 d.C, se desarrolló a orillas del lago Titicaca una sociedad compleja: la cultura Pucará.
       El pueblo de Pucará, en el Departamento de Puno, con una extensión aproximada de seis kilometros cuadrados constituyó el primer asentamiento propiamente urbano del altiplano lacustre.
       Su esfera de influencia, llegó por la Sierra Norte hasta el valle del Cuzco y por el sur hasta Tiahuanaco. En la costa del Pacifico se han encontrado evidencias Pucara en los valles de Moquegua y Azapa, aunque hay evidencias de su presencia en la region de Iquique y hasta en la desembocadura del rio Loa.
      
CULTURA PUCARÁ
Pucará representa, en la cuenca norte del Titicaca, el dominio pleno del hombre sobre el medio ambiente, ya que no solo fueron controlados todos los recursos naturales disponibles, sino que ademas se crearon otros nuevos.  Los "camellones", que permitian la agricultura en terrenos innundables a orillas del lago Titicaca, aseguraban una agricultura de altura intensiva
       La domesticación de la alpaca para obtención de lanas seleccionadas, hipótesis en parte confirmada por la presencia de cantidad de animales adultos en las excavaciones. En todo caso, es evidente que el tejido cumplia un rol muy importante dentro de la economia urbana, y era utilizada en el intercambio a larga distancia.
      
CULTURA PUCARÁ
Durante esa época se adquieren complejos conocimientos sobre la hidráulica y la construcción y es a partir de ella que los pobladores del altiplano comienzan a controlar directamente pisos ecológicos diversos estableciendo colonias permanentes en el valle interandino del Cuzco y de Moquegua en la vertiente occidental de los Andes, estrategia de desarrollo posteriormente consolidada y potenciada por los Tiahuanaco.

El Nucleo Principal: Pucará
       La cultura Pucará se caracterizó por una jerarquía de sitios compuesta por nucleo principal, varios centros de menor tamaño y aldeas dispersas por la cuenca norte del Titicaca.
      
CULTURA PUCARÁ
Pucará, el nucleo principal, estaba constituido por una serie de elementos constructivos característicos:
a) Una densa area donde se ubicaban pequeñas casas rústicas de planta circular elaboradas de piedras unidas con mortero de barro. La densidad de estas casas reflejan una ocupacion permanente y compacta.
b) Un conjunto de estructuras domésticas muy complejas organizadas a modo de recintos cerrados dispersos por la antigua terraza aluvial; que indican especializacion y jerarquia dentro del sitio.
c) Tres conjuntos de estructuras masivas no domésticas.
d) Seis construcciones de forma piramidal escalonada truncada de caracter ceremonial las cuales reflejan una gran concentración de mano de obra y el acceso a suficientes excedente alimenticio como para mantenerla, además de los conocimientos tecnicos para su construccion y la organizacion social y politica para su direccion.
e) Un último sector de túmulos funerarios.
       La estructura más importante es Kalassaya, pirámide de 300 m de largo, por 150 m de ancho y 30 m de altura.
       Pucará está localizado en el centro de zonas alternativas de producción. El altiplano del Titicaca es imprevisible debido a las alternancias climáticas diarias asi como a las irregularidades de los regimenes pluviales anuales. Las zonas ubicada a orillas del lago y hacia el lado oriental del altiplano son mas estables y productivas; mientras que las orientadas hacia el norte y occidente son más inestables y de menor rendimiento. La ubicación de Pucará en el centro de estos dos ejes permitía el acceso inmediato a cualquiera de las alternativas, subsanando cualquier deficiencia productiva y minimizando los riesgos,.
Los centros secundarios y las aldeas
       Coetaneos al sitio mayor de Pucará, y participes en la misma estructura politica, se encuentran otras ocupaciones con caracteristicas diferentes.
       Por un lado, los denominados "centros secundarios", que se caracterizan por tener una arquitectura compleja y refinada, aunque nunca de la misma magnitud que el sitio de Pucará, y que debieron tener una función administrativa. El tercer tipo de asentamiento son aquellos cuyos restos materiales reflejan poca concentración poblacional y ausencia de arquitectura monumental. Se trata de pequeñias aldeas ubicadas en lugares estratégicos en relacion a fuentes de agua, de materia prima y recursos agrícolas y pastorile
Conclusión
       El patrón de poblamiento de la cultura Pucará en el altiplano del Titicaca, muestra una organización jerarquizada en tres niveles. Podemos pensar que las aldeas dispersas cumplieron probablemente con la extracción de materia prima y producción de recursos basicos de subsistencia, los "centros secundarios" una funcion de captación y redistribución, y el gran centro urbano-ceremonial una función de procesamiento de materia prima y de producción y redistribución de bienes y servicios de recursos urbanos.


jueves, 17 de octubre de 2019

17 DE OCTUBRE, NACE EL PERONISMO.


17 DE OCTUBRE, NACE EL PERONISMO.

 
17 DE OCTUBRE, NACE EL PERONISMO.
Por Javier Parbst

«Los hijos de Martín Fierro y del Sargento Cruz eran educados en las escuelas de Sarmiento a despreciar a sus padres por bandoleros, y buscar el perdón de su pecado original amoldándose mansamente a los dueños del cepo, los contingentes y la partida»
José Maria Rosa.
Dice Galasso que «desde el 17 de Octubre 1945 la oligarquía argentina ya no pudo dormir tranquila». Los privilegiados temblaron en sus cimientos. El «aluvión zoológico», la «indiada» que copó por dos días la ciudad puerto crecida y formada de espaldas a la Argentina profunda, dejo pasmados a los porteños.
¿Por qué la Pueblada de la Lealtad del 17 de Octubre? En gran parte, por los derechos y lo Revolucionario de 1944. Por esos días era común leer en los diarios nacionales: «El gobierno toma posesión de elevadores de granos privados en La Plata» (la Razón, 28/09/44), «El gobierno toma posesión de elevadores de granos en Rosario» (la Razón, 30/08/44), «Aumento de sueldo a los Ferroviarios» (06/10/44), «Aumento de salario a los Panaderos» (08/10/44), El 13 de Octubre del 44 los diarios anuncian la sanción del Estatuto del peón rural. En su lanzamiento el 15 de Octubre en Junín, un Perón Revolucionario de 49 años dice: «…todo había sido falseado: la libertad, la ciudadanía, la función directriz, la justicia y la moral. Como consecuencia de ello, nuestro Pueblo estaba al borde de perder sus fuerzas mas ponderables: La esperanza y la Fe. (…) Se ha pretendido hacer creer al Pueblo que esa logia funesta de demagogos representaba la clase dirigente del país, su elite, y que, como tal, estaba formada por sabios, por ricos y por buenos. Hay que observar que los sabios rara vez han sido ricos y los ricos rara vez has sido buenos. (…) «Nosotros realizamos leal y sinceramente una política social, encaminada a dar al trabajador un lugar humano en la sociedad. Lo tratamos como hermano y como argentino. Ellos dicen que somos demagogos (…) al hablar así, al aclarar que el peón, necesita como todo argentino: «…vivienda sana y decorosa, alegre desarrollo físico y espiritual, protección biológica y económica contra los riesgos profesionales…» rompe barreras que nuestra oligarquía ya creía infranqueables por los tibios políticos atroquelados en la falacia del sistema. Los dueños de la Argentina desde 1853, la oligarquía terrateniente explota furiosa, las tertulias del Té se ven alteradas por las charlas sobre «este demagogo» que para ellos viene a «sublevar a la plebe» pero a lo que viene y los aterra es «a cuestionar su status quo». La sociedad rural contesta. Son piezas únicas de la escritura oligárquica discriminatoria los comunicados de esos días, dicen: «En la fijación de los salarios es primordial determinar el estándar de vida del peón común. Son a veces tan limitadas sus necesidades materiales que un remanente trae destinos socialmente poco interesantes». Traducido: Ojo con los negros a ver si le das guita de más no saben usarla. Los privilegiados, los intelectuales cómodos con el sistema, los grandes diarios, los socialistas, los comunistas, los conservadores, todos se oponen a Perón y a su «populismo» que no para de otorgar derechos a los trabajadores. Luego del 17 de Octubre y del triunfo del Pueblo tomando las calles para rescatar a su líder todas estas fuerzas se juntaran para enfrentar electoralmente al «peligro» del Peronismo y todos perderán ante la voluntad del Pueblo de creer y acompañar a quien en un año y medio los dignifico y otorgo derechos a las mayorías antes ocultados por los continuadores de la década infame. 1945 sigue con las jubilaciones para todos, el aguinaldo y finalmente la cárcel para Perón. Los hechos son conocidos, confinado en la Isla Martín García, la CGT que declara paro para el 18, el Pueblo trabajador que se encamina hacia la plaza desde todos los puntos del conurbano y el llamado de Farrell a Perón a la casa rosada «porque estos nos van a prender fuego todo».
Finalmente el 17 de Octubre es fiesta, es algarabía, claro que primero es lucha, resistencia, coraje y lealtad!!! Pero ya cuando el Pueblo esta en la Plaza y el Gral en la Rosada todos y todas sabemos que triunfamos, que por una vez la pulseada la ganamos los de abajo, los oscuros, los invisibilizados; y ganamos contra los ricos, los poderosos, los patrones de la argentina. Y ahí esta Perón, gigante. De nuestro lado. Cumplió él y el Pueblo cumplió con él. Y nuestro día es el de la Lealtad, el Peronismo nace con mística y con Victoria.
La mejor forma de entender el 17 de Octubre de 1945 es leer a Perón, para entender al Peronismo, hay que leer a Perón. Es la forma simple y veraz de sentir, comprender a un movimiento político desde el Pueblo y para el Pueblo. Es muy difícil negar las tres banderas Peronistas si uno se para desde la nacionalidad y la soberanía. El Peronismo es humanismo en acción, al 17 de Octubre lo hicieron los postergados de siempre, eran los nietos sobrevivientes últimos de asesinados gauchos, eran los gringos anarquistas, socialistas, trabajadores que llegaban década tras década al país, eran los indios sobrevivientes de otras grandes matanzas, era el pueblo oculto, postergado; el que un coronel vio, comprendió, organizó e impulsó a ser protagonista de su destino. Scalabrini Ortiz afirmaba que fue necesario que Perón caiga, lo encarcelen, para que se consolide el pacto del Pueblo con su líder, fue el encarcelamiento de los días previos lo que convenció al Pueblo de que Perón no era uno más que los terminaría engañando y que si el «régimen» lo excluía y lo corría la cosa iba en serio. Nacía «el echo maldito del país burgués» tan bien sintetizado por Cooke años después y la argentina ya no sería la misma con un movimiento de masas, que forjara su doctrina y sus banderas con la mística que le dio nacer de una revuelta callejera y popular como fue la gesta del 17 de octubre de 1945.
El 17 de octubre parió un Movimiento Nacional, Popular, Revolucionario, Policlasista… Hijos del Peronismo, con este como columna vertebral y amplísimos sectores hoy el Frente de TODOS demuestra que el Peronismo sigue vigente con la capacidad de reinventarse, repensarse y 70 años después impulsando grandes movilizaciones callejeras que significan siempre: acá estamos, Pueblo y política, organizados, dispuestos a dar batalla por nuestro derechos.
Acá estamos, entonces, una vez mas, para poner de pie a la Argentina.
Feliz día de la Lealtad!!
(Todas las citas, menos la frase de Jose Maria Rosa, son del libro «Perón, formación, ascenso y caída» de Norberto Galasso.)


miércoles, 16 de octubre de 2019

LA TRAGEDIA DE LA PUERTA 12 DEL ESTADIO DE RIVER 3 DE JUNIO DE 1968 EL CROMAÑÓN DEL FÚTBOL


LA TRAGEDIA DE LA PUERTA 12 DEL ESTADIO DE RIVER


LA TRAGEDIA DE LA PUERTA 12 DEL ESTADIO DE RIVER        3 DE JUNIO DE 1968 EL CROMAÑÓN DEL FÚTBOL


3 DE JUNIO DE 1968 EL CROMAÑÓN DEL FÚTBOL


Estamos próximos a un nuevo Superclásico entre River y Boca.
Nos queda en el recuerdo la tragedia ocurrida el 23 de junio de 1968 en el Estadio Monumental en Buenos Aires. 
Ese día se jugaba el partido clásico del fútbol argentino entre River y Boca en el estadio Monumental.
Pero, se produjo uno de los desastres no naturales más graves de la historia del deporte local, en el que murieron 71 personas, la mayoría menores de edad, y, 113 heridos y una sola conclusión: a más de 50 años, la mayor tragedia de la historia del fútbol argentino es una obra maestra del terror y del misterio.
El partido terminó 0 a 0, algún que otro duelo entre el arquero de River -Amadeo Carrizo- y el delantero de Boca Rojitas, que en uno de los cruces le robó la gorra al guardameta para luego devolvérsela entre risas y abrazos.
Aquella tarde la Puerta 12 fue una trampa mortal.
LA TRAGEDIA DE LA PUERTA 12 DEL ESTADIO DE RIVER        3 DE JUNIO DE 1968 EL CROMAÑÓN DEL FÚTBOL
Extasiados los hinchas visitantes se retiraban en medio de cánticos y gritos, lo que impidió a los más retrasados escuchar los alaridos de los pioneros en emprender la retirada que se encontraban aprisionados entre el portón y los molinetes.
en una montaña de gente aplastada, pisada.
En la Puerta 12, una de las que facilitaba el egreso de los simpatizantes de Boca, el sector de salida a la calle, luego de las escaleras, no se encontraba liberado.
A raíz de ello, mucha gente comenzó a asfixiarse y otros, apretados contra las rejas, fallecían en el intento de salir. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Los portones metálicos estaban cerrados o entornados?, ¿los molinetes no habían sido retirados? A 46 años de eso, todavía no se sabe qué fue lo que sucedió, ni mucho menos quién fue el culpable. Las distintas versiones que dieron los sobrevivientes jamás fueron aclaradas.
Una hipótesis da cuenta -según “testigos”- de que no se habían retirado los molinetes y que la puerta estaba cerrada, provocando la tragedia.
La versión mas aceptada fue que hubo represión policial.
Los hinchas afirmaron convencidos que la tragedia fue causada por una brutal represión policial. Según esta hipótesis, la Policía se había organizado para peinar la salida y atrapar a la hinchada de Boca por haber tirado proyectiles durante el partido y, más que nada, por haber cantado contra el gobierno militar, en plena dictadura de Onganía. La represión provocó que muchos hinchas que estaban saliendo del estadio por la Puerta 12 intentaran volver a entrar.
De ahí proviene el cantito con el que los hinchas de Boca dieron su sentencia en los años posteriores: “No había puerta, no había molinete, era la cana que daba con machete”.

lunes, 9 de septiembre de 2019

EL ANTIGUO CAMINO REAL

EL ANTIGUO CAMINO REAL

EL ANTIGUO CAMINO REAL

Se conoce como Camino Real a la ruta que enlazaba el Puerto de Buenos Aires con el Alto Perú, hasta la Ciudad de Lima durante los tiempos del Virreinato del Perú y del Virreinato del Río de la Plata. Fue instituido con dos vías principales: el Camino Real del Perú que seguía en líneas generales el itinerario de la actual ruta 9 de la Argentina y el Camino Real del Oeste en dirección a Cuyo y que recorría un trazado similar a la ruta 7.
Se conservan algunas secciones del trazado origin
al-
gRACIAS cLAUDIO gARCIA

lunes, 10 de junio de 2019

MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES


  MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES 


  MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES

Nació en la ciudad de Salta el 8 de febrero de 1785, siendo sus padres Gabriel de Güemes Montero, comisario de guerra y ministro general de la real hacienda de la Provincia, y María Magdalena de Goyenechea y la Corte (nacida en Jujuy e hija del general Martín Miguel de Goyenechea). Ambos progenitores del famoso caudillo estaban vinculados a las familias más respetables de Salta y de Jujuy.

Influenciado el joven Güemes por la tradición de su abuelo materno y con el beneplácito de sus padres, sentó plaza de cadete en el Regimiento “Fijo” de Buenos Aires (en una compañía que se encontraba en Salta), el 13 de febrero de 1799.  El “Fijo” bajó a Buenos Aires en 1801 y de aquí a Montevideo en 1803.  Más tarde compartió de las gloriosas jornadas de 1806 y 1807, con motivo de las invasiones inglesas, en las filas de su regimiento, ascendiendo por estos hechos a Alférez graduado, al mismo tiempo que le hacían Teniente de Milicias de Granaderos del Virrey Liniers.  En la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires, el 12 de agosto de 1806, Güemes desempeñaba funciones de ayudante de Liniers, general en jefe de las fuerzas libertadoras.  La tradición cuenta que el combate había terminado después de dos horas de rápida acción llevada con toda energía por soldados bisoños, por el amor de la tierra en que nacieron, quebrantando el esfuerzo de expertos veteranos que habían hecho frente a los soldados de Bonaparte en San Juan de Acre.  Pueyrredón acababa de arrebatarles el estandarte del glorioso Regimiento Nº 71, y el general Beresford había rendido su espada.  Cercanas las sombras de lluviosa tarde de invierno, se reunía un grupo de jefes y oficiales al pie del asta bandera en el bastión Norte, contemplando con satisfacción el real pabellón, flameando donde hacía pocos momentos tremolaba el de la vieja Albión.  El jefe vencedor dialogaba en aquellos instantes con el jefe de la escuadrilla que había trasportado de La Colonia a las legiones reconquistadoras, Gutiérrez de la Concha.  El diálogo agitado de Liniers, apenas llegaba a herir los oídos de un joven bizarro de brillante uniforme, que inclinado desde sus años juveniles a la noble carrera de las armas, había revelado en aquellos angustiosos días una actividad y un comportamiento tan digno, que el general en jefe le había hecho quedar a su lado, en calidad de ayudante, como queda dicho; el día 11, enviado desde la plaza para informar a Liniers de la situación allí, había quedado al lado del futuro vencedor.

El diálogo entre Liniers y Gutiérrez de la Concha era producido por un buque de la escuadra de Popham, que había estado bombardeando la ciudad, el cual aparentemente estaba varado.  El jefe de la Reconquista, después de observar con el catalejo el buque de referencia, se dio vuelta al ayudante Güemes y le dijo: “Usted que siempre anda bien montado, galope por la orilla de la Alameda, que ha de encontrar a Pueyrredón, acampado a la altura de la batería Abascal y comuníquele la orden de avanzar soldados de caballería por la playa, hasta la mayor aproximación de aquel barco que resta cortado de la escuadra en fuga”.

Güemes con la velocidad del relámpago trasmitió a Pueyrredón la orden de Liniers y más rápidos aún, los húsares de aquel Jefe, se apresuraron a arrojarse al río con el agua hasta el encuentro de sus cabalgaduras, y rompían el fuego de sus tercerolas sobre el buque varado, cuyo comandante comprendiendo la gravedad de su situación, hizo señales desde el alcázar con un paño blanco, anunciando su rendición; era el “Justina”, de 26 cañones, 100 tripulantes, el cual durante aquella dura jornada, habiéndose acercado mucho a tierra, había hecho un fuego realmente destructor contra las legiones libertadoras, pero su audacia le resultó cara, como se ve.  Era una de las unidades de la escuadra británica del comodoro Home Popham.

Participó también en las operaciones que tuvieron por escenario la Banda Oriental, con motivo de las invasiones inglesas, y de regreso de estas campañas, solicitó permiso para regresar a Salta, ya teniente de milicias, lo que le fue concedido el 7 de abril de 1808.  llegado a su ciudad natal, el gobernador Isasmendi dispuso fuese agregado a la guarnición de la plaza con el grado de Teniente.  La “Suprema Junta Gubernativa del Reino”, en Sevilla, el 13 de enero de 1809, le expidió a Güemes el ascenso a subteniente efectivo del Regimiento de Infantería de Buenos Aires.

Corría el año de 1810 y Güemes con el grado de Teniente de Granaderos de Fernando VII se encontraba en Salta con licencia, cuando estalló en Buenos Aires el movimiento emancipador.  Este resonó con eco extraordinario en aquella ciudad, que fue la primera que respondió al grito de libertad lanzado desde la Capital.  Güemes se incorporó a las fuerzas que la Primera Junta lanzó sobre el Alto Perú, con una partida de 60 jinetes, a cuyo frente se presentó al nuevo Gobierno.  Esta partida de 60 hombres, fue llamada “Partida de Observación” y fue equipada con gran lujo, para el cual habían contribuido en gran parte las casas de Gurruchaga y de Moldes.  Güemes fue nombrado capitán de la misma, en setiembre de 1810, fecha en que se le encuentra destacado en Humahuaca (el día 22 de aquel mes).

Güemes al frente de su partida, contribuyó a la victoria de Suipacha, el 7 de noviembre de 1810.  Reunidas las fuerzas en Potosí, algo grave pasó entre el general Balcarce y Güemes, con motivo del parte de Suipacha, por lo que este último fue separado del ejército, actitud de la cual reclamó Güemes ante la Junta, la que con fecha 23 de junio de 1811 accedió a su reclamo, ordenando su reincorporación al ejército, el cual ya se hallaba al mando de Pueyrredón, pues había sufrido ya el contraste de Huaqui, el día 20 de junio, lo que obligó a replegarse sobre Jujuy.  Güemes ya había sido ascendido a capitán y Pueyrredón al llegar a Jujuy reorganizó sus fuerzas, con las que avanzó nuevamente al Alto Perú, ocupando Suipacha con su vanguardia, mandada por Díaz Vélez; pero allí fue derrotado el 11 de enero de 1812, y al día siguiente en el combate de El Nazareno.  Ante este fracaso, Pueyrredón resuelve retirarse a Tucumán, y desde Humahuaca solicita su relevo, llegando el 20 de marzo del mismo año, a Yatasto, donde le recibe el mando el general Belgrano.

Belgrano contramarchó a Jujuy, donde se propuso la tarea de reorganizar el ejército.  Desde allí, despachó a Santiago del Estero al capitán Güemes, por un acto de indisciplina.  El “pecado” de Güemes fue su relación amorosa con la esposa de un teniente del Ejército, que la había abandonado y ya separada convivía con Güemes, que era soltero todavía.  Enterado Belgrano que esta señora se había ido a vivir a Santiago, decide el traslado de Güemes a Buenos Aires.

A su paso por Córdoba fue encargado de conducir a la Capital el contingente de presos realistas que se encontraba en aquella ciudad.

El 20 de enero de 1813 llega Güemes a Buenos Aires y solicita al gobierno se le haga conocer la causa de su confinación, respondiendo el Estado Mayor que “no hay antecedente alguno”, por lo que el gobierno se dirige a Belgrano para que haga conocer las causas.  Pero antes de recibir la respuesta y en mérito a su carrera militar, Güemes es agregado al Estado Mayor General en calidad de capitán de Infantería.

El Oficio de Belgrano al gobierno decía: “Habiéndome informado el alcalde de la ciudad de Santiago don Germán Lugones de la escandalosa conducta del teniente coronel graduado, don Martín Güemes, con doña Juana Inguanzo, esposa de don Sebastián Mella, teniente de dragones en el ejército de mi mando, por vivir ambos en aquella ciudad aposentados en una sola mansión, y habiendo adquirido noticias que este oficial ha escandalizado públicamente mucho antes de ahora con esta mujer en la ciudad de Jujuy… Con estos antecedentes indubitables, considerando que cualquier procedimiento judicial sobre la materia sería demasiado escandaloso y acaso ineficaz, he tomado la resolución de mandarle a Güemes … Espero que vuestra excelencia se dignara aprobar estas medidas en que sólo he tenido por objeto la conservación del orden, el respeto a la religión…”.

El 15 de abril de 1813, Belgrano le escribía a Chiclana: …”Si usted no presta oídos más que a los patriotas, le llenarán la cabeza de especies,…estoy arrepentido, usted sabe cuál es mi lenguaje y siempre digo lo que siento…” (1)

El 12 de agosto de 1813 el Gobierno resolvió que Güemes pasase agregado al Estado Mayor del ejército sitiador de Montevideo, como teniente coronel graduado; lo que no lo satisfizo porque se le rebajaba la jerarquía; ordenándose que se le abonasen los sueldos devengados desde aquella fecha.  Ante una solicitud de Güemes pidiendo marchar al Norte con San Martín, y que este informó el 6 de diciembre del mismo año en forma conveniente, se accedió a lo pedido por el causante.

El 7 de diciembre de 1813 Güemes era ascendido a Teniente Coronel graduado del Ejército y era destinado nuevamente al Ejército Auxiliar, del cual recibía el mando en jefe el coronel San Martín, el 30 de enero de 1814.  Güemes había concurrido presuroso a su provincia natal, al tener conocimiento de que se había producido una nueva invasión realista. San Martín que había oído ponderar los servicios del caudillo salteño, aceptó complacido sus servicios y lo nombró comandante de las avanzadas de Salta, por el lado del río Pasaje, mientras que Apolinario Saravia quedaba de comandante de avanzadas por el lado de Guachipas.

No estaba equivocado el futuro general de los Andes en la elección del personaje para hacer aquella guerra de partidas que mantendría en jaque a los españoles cuando se aventurasen en las provincias del Norte; en compañía de Francisco Gorriti, se propuso levantar todo el paisanaje por la causa de la libertad.  Su éxito fue tan grande como rápido, pues todos los partidarios de la libertad pusieron su vida y sus bienes a su servicio, halagados tan sólo por cooperar en la emancipación del suelo natal.  Desde aquel momento empieza a hacerse sentir la acción personal de Güemes en aquella guerra interminable de partidas, en que los realistas no podían asomar por ninguna parte sin encontrar inmediatamente fuerzas dependientes de Güemes que les presentarán combate, o mejor dicho, que les asesten un terrible zarpazo. Cuando los realistas ocupaban la ciudad de Salta, en 1814, Güemes concibió el audaz proyecto de apoderarse de su ciudad natal; en demanda de este objetivo, el día 27 de marzo de aquel año, pernocta en la Cuesta de la Pedrera, a tres leguas de Salta, donde existía una guardia realista, que Güemes sorprende al amanecer del 28, tomándola casi toda prisionera.  Sabedor de que el jefe español de la ciudad, coronel Castro,  se encontraba allí con todas sus fuerzas, resuelve atraerlo a su posición, para lo cual destaca un piquete para provocarlo.  Pero Castro también era salteño y conocía muy bien las tretas criollas y no avanzó en la persecución de sus enemigos más de una legua, el día 29 de marzo, persecución que efectuó con 80 jinetes, los mejores del regimiento.  Ante el fracaso para atraer a Castro, Güemes resolvió atacarlo y haciendo avanzar a su gente, le ordenó cargar puñal en mano, poniendo en fuga a Castro y sus jinetes, que no pararon hasta llegar a Salta, quedando en poder de Güemes 45 prisioneros, armas y caballos.  Por sus merecimientos en esta acción, el Director Supremo le reconoció la efectividad de teniente coronel de Ejército el 9 de mayo de 1814 y por recomendación de San Martín, se lo declaró “Benemérito”, dándosele las gracias en nombre de la Patria.  Se le nombró Comandante General de la Vanguardia, con lo cual los patriotas que operaban en Guachipas y en el Pasaje, quedaban bajo su comando.  Güemes los organizó divididos en tres secciones; la primera, la más próxima al enemigo, tomó el nombre de guerrilla o avanzada de los campos de Salta, al mando de Pedro José Zavala; la segunda, llamada avanzada de Guachipas, que servía de sostén a la anterior, a las órdenes siempre de Apolinario Saravia, teniendo por teatro el Valle de Lerma; la tercera tenía por zona de operaciones hacia Oriente, sobre el camino que une Tucumán con Salta Y Jujuy, compuesta en su mayor parte por gauchos de esa región, bajo el mando personal de Güemes, con su vanguardia particular estacionada en Cobos y Campo Santo, al mando de Pablo Latorre.

Tantas dificultades para el avance de las fuerzas reales, decidieron al general Pezuela, comandante en jefe, trasladarse desde Tupiza hasta Jujuy, donde permanecía el general Ramírez Orozco, como jefe de la guarnición.  A esta ciudad llegó Pezuela el 27 de mayo de 1814, al frente de 4.000 soldados aguerridos.  Traían el propósito de realizar el plan que el Virrey Abascal había trazado en 1812 al general Goyeneche, esto es, socorrer a Montevideo, salvando al ejército de 6.000 hombres allí encerrado, que agregado a sus tropas y a las que le enviarían desde Chile, tendría a sus órdenes 12.000 soldados, con los cuales esperaba dar fácil cuenta del gobierno patriota de Buenos Aires.

Los gauchos de Güemes pronto convencieron al general español de las insuperables dificultades que era necesario vencer; que 4.000 gauchos armados de puñales, lanzas, boleadoras y escaso número de armas de fuego, a los que apoyaban apenas 300 soldados del ejército regular, era una barrera difícil de vencer.  Pronto se convenció Pezuela de que no había nada que hacer contra esta infranqueable barrera y no encontró otro expediente que buscar una batalla general y con este propósito trató de atraer a San Martín a Salta, ya que los gauchos le impedían a él llegar hasta Tucumán, y concentró todas sus fuerzas en Salta.  Sin embargo, la acción de Güemes y sus gauchos fue tan efectiva que el general Pezuela con todo su ejército en Salta y su Cuartel General en Jujuy, se encontraba imposibilitado de avanzar. Marquiegui, jefe realista natural de Jujuy, propuso al general Pezuela abandonar el camino real por el Pasaje a Tucumán, y tomar el que conduce al mismo punto más hacia Oriente, atravesando el desierto.  Marquiegui se puso en marcha desde Jujuy con 400 hombres de infantería y caballería, llegando a Yaví el 15 de junio, donde arrolló al comandante patriota Arias, y tomó rumbo al Este en dirección a Orán, tomando sucesivamente una serie de fortines en el Chaco con rumbo al Sur.  Pero Güemes lo había sentido y cuando Marquiegui se proponía regresar a Jujuy, fue atacado por aquel el 26 de junio en Anta y el 29 en Santa Victoria; se desvió al Oeste y se dirigió a Jujuy por el camino de la Cuesta Nueva, pero el 4 de julio fue destrozada por Güemes su retaguardia.  Al mismo tiempo, su subordinado Zavala, el 11 de junio llegaba hasta los aledaños de Salta en un ataque contra los realistas.  Estos contratiempos le decidieron a iniciar su retirada el 25 de julio de 1814.  Entretanto el general Rondeau mandaba el Ejército Auxiliar, en reemplazo de San Martín.

Tan pronto como Güemes tuvo conocimiento de la retirada de Pezuela, se aproximó a Salta, cuyo sitio estrechó a fines de julio.  Güemes ocupó su ciudad natal y Pablo Latorre la de Jujuy, adelantando sus avanzadas en persecución del enemigo a las órdenes de Alejandro Heredia.  Güemes se apresuró a trasladarse a Jujuy, mientras Pezuela, volaba más que corría,  desde que abandonó Jujuy el 3 de agosto, llegando a Suipacha el día 21, después de haber perdido 1.500 hombres y haber recibido una lección soberbia.  Indudablemente, influyó en la decisión para retirarse, la noticia de la caída de la plaza de Montevideo, el 23 de junio.

Rondeau avanzó a fines de 1814 hacia el Norte, habiendo sido reforzado su ejército en forma notable, gracias a los cuerpos que había dejado libres la caída de Montevideo.  El 17 de abril de 1815, en la sorpresa del Puesto de Marqués, Güemes ejecutó una carga contra los realistas, haciendo una horrible matanza.  Al día siguiente, el caudillo salteño pretextaba una enfermedad al general Rondeau para retirarse del ejército.  Desde el 30 de setiembre del año anterior ostentaba los galones de coronel graduado.  La causa de la enfermedad no era más que un pretexto.  Al pasar por Jujuy se apoderó de 700 fusiles que existían en el parque del ejército, que Rondeau había ordenado que le remitieran, a lo que Güemes contestó con franqueza que era necesarios llevarlos para armar las partidas de Salta y resistir a la próxima invasión española.  Llevó también unos 300 hombres enfermos que encontró en Jujuy, de modo que en breve, el caudillo salteño alcanzó a contar con 1.500 hombres.

Güemes se había retirado del ejército, porque prontamente se dio cuenta que con la indisciplina reinante en él, iba derecho a un desastre, como aconteció.  El 6 de mayo de 1815 Güemes era elegido por asamblea popular, gobernador de Salta.  Cinco meses más tarde lo eligió también el pueblo de Jujuy.  Rondeau, después de su desastrosa campaña de aquel año, al replegarse a Huacalera, ya había declarado a Güemes traidor a la patria, en agosto, mediante un manifiesto; ahora, el 8 de marzo de 1816, Rondeau abandonaba su campamento de Huacalera, anunciando que como Güemes le había negado recursos, para proveérselos con más comodidad, se trasladaba a Salta con 3.500 soldados.  Fracaso total de Rondeau fue esta empresa contra el bravo caudillo salteño.  Aquel, que había llegado a Jujuy, sin esperar a Güemes para una entrevista a la que se habían citado, el 13 de marzo se puso en marcha sobre Salta, con 2.500 soldados veteranos, acampando en el campo de Castañares, a una legua de la ciudad, el día 15, ocupando la ciudad sin resistencia.  Después Rondeau salió de Salta y acampó en el Viñedo de Tejada, a la entrada de Cerrillos, donde los gauchos le arrebataron 200 cabezas de ganado, toda la caballada del Regimiento de Dragones que la custodiaba, con lo que el ejército quedó a pie y sin sustento.  El día 20 de marzo, los gauchos arrebataron a Rondeau los últimos animales que le restaban para la alimentación, lo que desconcertó profundamente al general en Jefe.  El día 22, los buenos oficios de los hermanos Figueroa lograron llevar en los Cerrillos a Güemes a una entrevista con Rondeau, en la que ambos firmaron una capitulación, por la que se reconocía una paz sólida entre el Ejército Auxiliar y el Gobernador de Salta.  Al llegar Rondeau a Jujuy de regreso, el 17 de abril, lanzaba un bando justificando la conducta de Güemes.  El 7 de agosto del mismo año el primero entregaba en  Las Trancas, al general Belgrano, el comando en jefe del ejército, mientras el segundo había vuelto a ocupar su línea de defensa al Norte, lo cual era una garantía para la causa patriota.  Desde aquel momento Güemes es el Angel Tutelar de la Patria en aquellas apartadas regiones.

El general Ramírez de Orozco ordena a Olañeta que invada por la Quebrada de Humahuaca con su División de Vanguardia; el 17 de agosto de 1816 ocupa Yaví y el 29 llega a Humahuaca; por su parte el coronel Marquiegui logra tomar Tilcara, el 19 de setiembre, pero pocos días después las partidas de gauchos quebraderos y jujeños obligan a los invasores a retirarse, tenazmente hostilizados.

El general Olañeta ocupa sorpresivamente el 15 de noviembre del mismo año, Yaví, tomando prisionero al Marqués de este nombre, coronel mayor Juan José Fernández Campero, y a su segundo, el teniente coronel Juan José Quesada (El primero conducido a Potosí, logró fugar y permanecer algún tiempo oculto, pero no pudiendo salir de aquella Provincia, optó por presentarse; murió en viaje para España, en 1820).  El 6 de enero de 1817, Olañeta se apodera de Jujuy, donde es sitiado tenazmente por Pérez de Urdinenea, que hábilmente dificulta el abastecimiento de sus tropas.  El 14 del mismo mes llega el general en jefe, La Serna, a Humahuaca con el grueso del ejército., y resuelve fortificar dicho pueblo, dejando un depósito de armamento y víveres al cuidado de un destacamento y prosigue su marcha sobre Jujuy, donde diariamente se combate en los alrededores de la ciudad, distinguiéndose particularmente el capitán Juan Antonio Rojas, que al frente de los “Infernales” lucha ventajosamente contra fuerzas superiores mandadas por Arregui, en San Pedrito, haciéndoles muchas bajas.  El 12 de enero, Olañeta se vio obligado a abandonar Jujuy para marchar en apoyo de su cuñado, el coronel Marquiegui; y el 23 del mismo mes, estos dos últimos entran en Jujuy seguidos del general La Serna.

El 13 de abril este último parte de la mencionada ciudad, en dirección a Salta,  en la que entra el 16; pero cruelmente hostilizadas sus tropas por las partidas de Güemes que impiden el acopio imprescindible de víveres, el General español inicia la evacuación de la capital salteña el 5 de mayo, y el día 21 del mismo mes quedó evacuado todo el territorio de las dos provincias norteñas.  En los primeros días de junio el ejército real llegaba a Tilcara; el día 2, proseguía su repliegue por fracciones, constantemente hostilizado por las partidas patriotas, quienes atacaron a sus enemigos en Tres Cruces, en Sococha y aún en Tupiza, donde obligaron a la guarnición a encerrarse bajo los muros de la ciudad.  Por toda esta serie de brillantes triunfos alcanzados por Güemes y sus gauchos, el Gobierno premió a aquél con el grado de Coronel Mayor, con fecha 17 de mayo de 1817; una medalla de oro y  una pensión vitalicia para su primer hijo, de $400.-; una medalla de plata con brazos de oro para los jefes y una puramente de plata para los oficiales, y para la tropa, un escudo de paño con la inscripción: “A los heroicos defensores de Salta”.

El 11 de junio de igual año, Olañeta invade nuevamente por la Quebrada de Humahuaca con 100 hombres y es combatido por el capitán Manuel Eduardo Arias el 23 en Los Toldos y Baritú; el 25 de noviembre en Colanzuli; el 27 en Humahuaca; el 1º, el 15, 18, 25 y 26 de diciembre en Uquía, Caluti, San Lucas y Tilcara, habiéndose visto obligado a retirarse de Humahuaca el día 3 del mismo mes, con grandes pérdidas y continuamente hostilizado por las columnas patriotas.

El 1º de enero de 1818. el general La Serna destaca desde Tupiza al general Gerónimo Valdés con 400 hombres para reforzar a su vanguardia, mandada por Olañeta, que se mantenía en Humahuaca.  Reunidos ambos jefes realistas, avanzaron sobre Jujuy, que ocupaban el 14 de enero, saqueándola, pero fuertemente hostilizado Olañeta por las partidas de Güemes, el mismo día abandona su presa, retirándose al Norte, siendo perseguido por los patriotas hasta cerca de Yaví.  El 26 de junio de aquel año, el general Canterac, unido al coronel Valdés, expediciona hasta Orán, pero diariamente son hostilizados por las partidas independientes,  Canterac y el coronel Vigil combaten el 5 de agosto en Tarija y Orán, contra las partidas de Rojas y Uriondo.

El 17-18 de marzo de 1819 los generales Canterac y Olañeta invaden por la Quebrada de Humahuaca y son combatidos: el 3 de abril, en Huacalera y Tilcara; el 12 de mayo, en Iruya y Orán; el 9 de setiembre, en El Rosario; en octubre, en Orán y Santa Victoria y el 28 de ese mismo mes, en San Antonio de los Cobres.  Del 10 al 20 de diciembre son combatidos: Canterac, en La Rinconada; Lóriga en la quebrada de Toro y Gamarra en San Antonio de los Cobres.

En mayo de 1820 es invadida Salta por un ejército de 4.000 hombres a las órdenes del general Ramírez Orosco, y los generales Canterac, Olañeta y Valdés y los coroneles Gamarra, Vigil y Marquiegui.  Del 8 al 27 de mayo los gauchos de Güemes combaten contra Ramírez y Canterac, en Guaia, La Cabaña, Perico y Monte Rico.  El 24 de mayo los españoles se apoderan de Jujuy y el 31 del mismo mes, después de las acciones en Lomas de San Lorenzo y en Salta, se apoderan de esta última ciudad; pero del 2 al 8 de junio se libran numerosos encuentros con las partidas salteñas; en La Pedrera, Quesera, Cruz y Chamical (contra Olañeta y Valdés) y Cerrillos, Chamical, en la Troja (con Olañeta) y en Pasaje (contra Vigil y Méndez).  El 28 de junio de 1820 fuertes combates en Cerrillos contra Canterac, Clover y Ferraz, en los que muere el coronel patriota Juan Antonio Rojas (célebre guerrillero).  El día 30, el ejército real inicia su retirada, evacuando la provincia de Salta el 5 de julio.

El 1º de febrero de 1821, Güemes delega el mando de la provincia en el Dr. Gorriti y se ausenta al Sud de la misma, para rechazar la invasión del gobernador de Tucumán Bernabé Aráoz e invade a su vez la de Tucumán.  Los españoles, noticiados de este acontecimiento, a las órdenes de Olañeta,  el 10 de marzo de 1821 invaden la Quebrada de Humahuaca, siendo combatidos hasta mediados de abril: en Humahuaca, Laguna, San Lucas, Valle Grande, Tilcara, Uquia y el día 21 de abril, la vanguardia realista, formada por 300 hombres mandados por Marquiegui, entra en la ciudad de Jujuy.

Mientras tanto, las tropas de Güemes, aliadas a las de Ibarra (de Santiago del Estero), son batidas por los coroneles Abraham González y Manuel Eduardo Arias, el 3 de abril, en las cercanías de Tucumán.

Ante el peligro de la invasión española, el gobernador substituto, Dr. Gorriti, delegó el gobierno en el Cabildo y se puso a la cabeza de 600 hombres que logró reunir y marchó en busca del enemigo, al que puso sitio en la boca de la Quebrada de Humahuaca, obligándolo el día 27 de abril a rendirse a discreción, con su jefe el coronel Marquiegui, contraste que obligó a Olañeta a regresar a sus posiciones.

Pocos días después del primer desastre, Güemes era nuevamente batido en Acequiones y Trancas, por las fuerzas tucumanas.  La noticia de este contraste, así como también la del triunfo de Gorriti, llegadas casi simultáneamente a Salta, indujeron al Cabildo, el 24 de mayo, a deponer a Güemes y a designar gobernador provisorio al alcalde del primer voto Saturnino Saravia, pero el día 30, se presentó Güemes frente a Salta y no obstante que una parte de los civiles y dos escuadrones de caballería lo esperaban formados para combatirlo, bastó que sus soldados oyeran su vos gangosa, para que el grito “¡Viva Güemes!” brotara de todos los pechos y el famoso caudillo ocupara nuevamente el gobierno.

Estableció su cuartel general en Chamical, cuatro leguas al S. E. de Salta.  Sabedor Olañeta de todos los acontecimientos relatados, resolvió destacar al coronel José María Valdés (Barbarucho) con 500 hombres, con orden de avanzar sobre la ciudad de Salta por el camino del Despoblado (quebrada del Toro) atravesando las fragosas sierras de Leser y Yacones. En la noche del 7 de junio de 1821 los españoles ocupaban la ciudad de Salta y Güemes que con una escolta de 50 hombres se encontraban en casa de su hermana Magdalena despachando la correspondencia con su secretario; al necesitar un documento que se encontraba en el Cabildo, despachó un ayudante a buscarlo, el cual en la plaza fue tiroteado en la oscuridad al contestar un ¿Quién vive? de los realistas.  Güemes que creyó nuevamente en un movimiento subversivo, salió de la casa para indagar el origen del tiro y en la plaza fueron tiroteados por otra partida y al desbandarse la escolta, el caudillo tomó por una calle lateral, donde tropezó con otra partida realista que le hizo fuego, hiriéndolo de gravedad.  La bala ingresó por la cadera y salió por la ingle.  Sin largarse del caballo, logró salir a las afueras de la ciudad, donde algunos de sus partidarios acompañaron al general herido desde el Campo de la Cruz hasta su campamento en El Chamical.  A los diez días, el 17 de junio de 1821, el gran caudillo, debilitado por la abundante hemorragia, quebrado por crueles dolores, viendo que se le escapaba la vida, aún tuvo aliento para celebrar una conferencia con un parlamentario que le enviara el general Olañeta.  A esta conferencia hizo llamar al jefe de Estado Mayor, el coronel Jorge Enrique Vidt y delante de los parlamentarios le ordenó: “que marchase inmediatamente con sus fuerzas a poner sitio a la capital, haciéndole jurar sobre el pomo de le espada que continuaría la campaña hasta que en el suelo de la Patria no hubiera ya argentinos o no hubiera ya conquistadores” y dirigiéndose al emisario enemigo añadió: “Señor oficial, diga a su jefe que agradezco sus ofrecimientos sin aceptarlos; está usted despachado”.  Aquel día, 17 de junio, a pesar de los solícitos cuidados de su médico Dr. Antonio Castellanos, moría el bravo guerrero, en La Cruz, en el lugar llamado La Higuera (o Higuerillas).  Al día siguiente era sepultado en la capilla de El Chamical (hoy San Francisco), al mismo tiempo que se levantaba el país en masa contra los invasores, cumplimentando la orden postrera de su valeroso caudillo.  Los “Infernales” al mando de Vidt cumplían aquella, poniendo sitio a la ciudad de Salta, con lo cual quedaban rotas las hostilidades, no obstante las gestiones de Olañeta con el Cabildo salteño para llegar a un armisticio.  El 26 de julio de 1821, el general Olañeta, constantemente hostilizado por los patriotas, se retiraba al Alto Perú, con lo que terminaba la última invasión realista al territorio argentino.  El espíritu de Güemes había sido el ángel tutelar de la Patria en peligro en aquellos días.

Una pincelada que metaforiza los alcances de la guerra social encabezada por el caudillo está contenida en el relato de Bernardo Frías: una vez muerto el General Güemes, los gauchos se arrojan sobre su cadáver para despojarlo de las vestiduras y quedarse con “un jirón de aquellos trapos”. Mientras esto ocurría en Salta, la elite porteña festejaba su deceso y la prensa bonaerense fiel a Rivadavia exclamaba: “Murió el abominable Güemes al huir de la sorpresa que le hicieron los enemigos.  Ya tenemos un cacique menos”.

Güemes había contraído enlace el 9 de junio de 1815 con Margarita del Carmen Puch, hija única del afincado español de notable fortuna, Domingo Puch y Alcaraz, nacido en Tupiza, y Dorotea Velarde Cámara; la que murió apenada por el fallecimiento de su esposo.

Por Ley del Congreso Nacional Nº 6286, del 30 de setiembre, fue erigido en la ciudad de Salta un hermoso monumento a la memoria del general Güemes, el cual fue inaugurado el 20 de febrero de 1931, por el Tte Grl José Félix Uriburu, Presidente Provisional de la Nación.

Referencia

(1) El 9 de septiembre de 1816, Belgrano noblemente se reconcilia con Güemes en una carta donde le dice: “Mi amigo y compañero querido…”

Fuente
Colmenares, Luis Oscar – Martín Güemes, el héroe mártir – Ed. Ciudad Argentina.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado.
Poderti, Alicia – Martín Miguel de Güemes, Fisonomías Históricas y Ficcionales.
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Yaben. Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1938).

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